En la Extremadura profunda de los años sesenta, la humilde familia de Paco, el Bajo, sirve en un cortijo sometida a un régimen de explotación casi feudal que parece haberse detenido en el tiempo pero sobre el que soplan ya, tímidamente, algunos aires nuevos. Es época de caza y Paco se ha tronzado el peroné. Las presiones del señorito Iván para que lo acompañe en las batidas a pesar de su estado sirven para retratar la crueldad, los abusos y la ceguera moral de una clase instalada en unos privilegios ancestrales que considera inalienables y que los protagonistas soportan con una dignidad ejemplar.

Los santos inocentes

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Autor: Miguel Delibes|| Editorial: Austral
Formato: Tapa blanda || Nº páginas: 192

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Sinopsis: En la Extremadura profunda de los años sesenta, la humilde familia de Paco, el Bajo, sirve en un cortijo sometida a un régimen de explotación casi feudal que parece haberse detenido en el tiempo pero sobre el que soplan ya, tímidamente, algunos aires nuevos. Es época de caza y Paco se ha tronzado el peroné. Las presiones del señorito Iván para que lo acompañe en las batidas a pesar de su estado sirven para retratar la crueldad, los abusos y la ceguera moral de una clase instalada en unos privilegios ancestrales que considera inalienables y que los protagonistas soportan con una dignidad ejemplar.

Nota: Esta reseña es SIN SPOILERS. Para leerla con spoilers, haz click en el botón que encontrarás a lo largo del texto

Mi opinión

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Seguramente muchos conozcan Los santos inocentes, de Miguel Delibes, por la famosa película estrenada en los años 80 y que yo, por supuesto, no he visto porque no la podía ver hasta que no me leyera el libro.

Para empezar la reseña, voy a decir que el libro me ha encantado, aunque mi relación con él no empezó de la mejor manera. Por un lado la narración, ambientada en la Extremadura rural de los años 60, utiliza un lenguaje complicado (porque sí, soy Extremeña pero es que no había quien entendiera la mitad de las palabras, aunque tampoco soy yo muy ducha en terminología rural... seguro que a mis abuelos les habría ido mejor que a mí) y, en segundo lugar, el estilo narrativo y la falta de diálogos claramente marcados no facilita las cosas.


Esta combinación entre lenguaje y estilo complicado hicieron que me costara arrancar con el libro al principio y tuviera que luchar por seguir el hilo de la historia, pero una vez que me acostumbré, pude comprobar que ambas cosas se añadieron a todo lo que me acabó gustando del libro, y que mereció la pena el esfuerzo inicial.

La falta de una presentación clara de los personajes y la relación entre ellos también me dificultó la lectura y puedo entender que cualquiera que lea este libro se sienta perdido entre los lugares y los personajes al principio. La estructura de la obra tampoco ayuda: se divide en 6 capítulos, de los cuales sólo los dos últimos presentan una historia lineal, los demás son más bien una colección de escenas concretas de la vida de los protagonistas.

Dicho todo esto (lenguaje y estilo complicados, estructura aún más desconcertante, etc), puede hacer parecer que sufrí leyendo el libro, pero nada más lejos de la realidad. Me ha encantado la visión que tiene Delibes de esa estructura casi feudal que todavía dominaba algunas fincas en los años 60 en Extremadura y la forma que tiene de presentarla me ha gustado más aún.


Como siempre, Delibes se las apaña para crear unos personajes sencillos con los que puedo empatizar fácilmente y hace que sienta como míos sus problemas. Si hay algo que me gusta es que un libro me haga sentir algo, lo que sea, y la historia en Los santos inocentes ha conseguido justamente eso: que pase de la rabia a la ternura en tan sólo una página, pasando por la confusión, el odio, el desagrado, etc. Y al final del libro no he acabado indiferente a nada de eso, y por eso me ha gustado tanto.


En resumen, Los santos inocentes no es una lectura fácil y la historia no es un camino de rosas, pero si estás interesado en algo que suponga un desafío y que no vayas a olvidar fácilmente, este es un buen libro para probar; el esfuerzo merece la pena.

Valoración

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